¿Por qué razón negociar con tu ex pareja? Normalmente tratar con nuestro ex es bastante difícil, pero a lo largo del proceso del divorcio tendremos que tratar con ella, y muchos años más, si tenemos hijos.

Los enfrentamientos que brotan a lo largo y tras el divorcio, pueden ser sumamente intensos; pues cando vemos a nuestra pareja, recordamos situaciones de la relación que nos han hecho daño. Nuestros sentimientos negativos aumentan su intensidad y surgen nuevos enfrentamientos relacionados con la negociación del divorcio.

En determinados instantes, permanece en nosotros un deseo de poder, control o venganza. Deseamos vencerlo, hacerlo padecer y probar que somos los ganadores.

Supuestamente, ya no tenemos ningún motivo para intentar suavizar las diferencias que los llevaron al divorcio. Nos conocemos bien y sabemos como negociar con tu ex pareja y, por consiguiente, la forma más efectiva de atacarla.

Lo peor de este escenario, es que los dos se encuentran en la misma situación.

Si estando casados no pudieron manejar sus diferencias y encontrar soluciones para sus necesidades, ahora que son influenciados por el coraje, frustración, culpa, se hace considerablemente más difícil.

Todo esto puede cambiar si tienen hijos, porque es necesario mantener cierta relación y aprender a negociar con tu ex pareja. En ese caso no se hace por ustedes, se hace por ellos.

Antes de charlar con tu ex pareja, recuerda que los hijos son fundamentales y para que crezcan emotivamente sanos y fuertes deben contar, dentro de lo posible con:

Los padres, aunque vivan separados, deben crear un entorno de calma y dar un buen ejemplo sobre qué forma manejar los enfrentamientos.

¿Qué hacer?

Al negociar con tu ex pareja, recuerda que cualquier situación de pareja tiene 3 realidades: La que tú ves y vives, la de tu pareja y lo que verdaderamente sucede.

Trata de imaginarte a una persona por la cual sientas mucho cariño, que se encuentre en una situación similar a la de tu expareja. ¿De qué forma verías su situación?, ¿Qué desearías para él/ella?. Ten eso en mente cuando les toque hablar.

Recuerda que cada uno ve las cosas y las vive de una forma diferente, de acuerdo a su forma de ser, experiencias que ha vivido, valores y opiniones. No es tarea fácil sostener un buen matrimonio, por eso es aún más difícil incluso tener un buen divorcio

Trabaja tus emociones lo más que puedas, para que sea tu mente y no tu corazón quien busque la mejor solución. Trata de evitar el enfrentamiento, recuerda que no puede haberlo si no hay dos o más personas que deseen tenerlo.

Habitualmente nos envolvemos en una riña, por el hecho de que tenemos ciertos pensamientos como los siguientes:

“Debo probarle que soy fuerte, para que no me hiera”.

“Si me causó tanto dolor, ahora toca desquitarme”.

“Si lo dejo que se salga con la suya, se creerá que más”.

Debe ser esencial evitar el enfrentamiento con nuestra ex–pareja porque:

• Impide un mayor agobio y desgaste sensible, del que ya vivimos. Es más simple llegar a los pactos establecidos, si no dejamos que nuestra conducta esté manejada por el coraje, el deseo de venganza y de probar quién es el más fuerte.

Es muy simple enfadarse en el momento en que nos sentimos atacados o criticados por nuestro ex, pero contraatacarla o defenderse solo aumenta el enfurezco y el enfrentamiento, de los dos lados. Trata de distinguir entre sentirte atacado y ser atacado, esa diferencia es fundamental.

Cuando comience a hacerlo, culpándote o criticándote, lo mejor es decirle viéndola a los ojos: Sé que estás enojado y yo también lo estoy, pero creo que lo esencial es llegar a un pacto que no nos hiera más y no dañe a los pequeños. Luego escúchalo y trata de no reaccionar ante sus palabras.

Recuerda que la misma actitud y forma de solucionar los problemas, fue eso que los llevó al divorcio. De ahí que es esencial buscar nuevas opciones. Escucharlo no quiere decir estar conforme, ni admitir todo cuanto afirma, es solo oír.

Si a lo largo de cada año de tu matrimonio, no conseguiste que tu ex–pareja actuase como tu deseabas, ¿por qué crees que ahora lo vas a conseguir?

Recuerda que ya no puedes supervisar su conducta, pero si puedes controlar la tuya. Si ésta cambia, existen algunas probabilidades que la del otro también cambie.

Si hizo algo que te enfureció, por ejemplo llegar tarde a recoger a los pequeños, no lo discutas en ese instante, porque tus palabras estarán cargadas de rabia. Más bien ayúdala cuando puedas.

Recuerda que lo que “hagas por ella”, verdaderamente lo haces por tus hijos y por ti. Intentar hacerle las cosas más difíciles, sobre todo con relación a los hijos, es dañarlos. No excuses tus ataques diciendo que es cierto lo que le afirmas. Quizá lo sea, pero debe haber una mejor forma y sitio apropiado para decir las cosas, sin mencionar un motivo real para hacerlo.

Si el tuyo es simplemente hacerlo enfurecer, sentir culpable; lo que le afirmas, así sea cierto y esté “bien” dicho, es destructor y debes evitarlo.

Reevalúa lo que es esencial en tu vida, medita sobre lo que verdaderamente te hace falta y es esencial para solventar de buena manera tu divorcio y poder llevar una mejor vida.

Enfócate en lo que necesitas y no en todo cuanto deseas. Si peleas por todo cuanto deseas o te agradaría, el litigio puede durar años. Así que antes de verlo, pregúntate qué estás buscando:

¿Deseas llegar a un buen acuerdo por ti y por tus hijos?. ¿Intentas desquitar tu coraje o quieres probarle que eres fuerte, que estás realmente bien y que no te hirió?

Tu actitud dependerá de tus auténticas deseos, así que lo más recomendable es:

• Tratar de ser lo más sincero posible.
• Piensa bien antes de charlar.
• Aprende a respirar y a relajarte; hazlo antes y a lo largo de la negociación.
• Al concluir, busca la forma de darle salida a la tensión: haz ejercicio, pasea, canta; y recuerda que si adoptas una actitud calmada, no de superioridad, con el tiempo tu ex–pareja va a responder de la misma forma.

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A día de hoy es una opción muy común que toman muchas parejas, por el proceso tan mínimo que se debe realizar para obtenerlo y las ventajas legales que supone ser pareja de hecho.

Las parejas de hecho tendrán total libertad a la hora de acordar el contrato que prevalezca sobre la pareja, tanto durante la convivencia como en caso de ruptura de la relación, y este a su vez podrá ser de carácter público o privado.

En caso de divorcio en una pareja de hecho, tendrán la posibilidad de arreglar los trámites legales y económicas de forma amistosa, sin embargo en caso de que alguno de los miembros no esté de acuerdo con lo pactado tendrá la posibilidad de denunciar tal situación, aunque para ello será imprescindible demostrar la existencia de esta pareja.

Por estos hechos recomendamos a todas las parejas de hecho que cuenten con su propio abogado matrimonial para poder hacer valer todos sus derechos legales, en nuestra página web podrán encontrar los abogados matrimoniales más recomendables de cada localidad española, especialistas en casos de parejas de hecho, para que todos los trámites resulten lo más sencillos posibles para llegar a una buena conclusión de la ruptura.

Existen muchas parejas de hecho con hijos, y en este caso, aquella persona que no obtenga la custodia de los hijos en común deberá hacerse cargo de pasar una pensión compensatoria a la otra persona, siempre y cuando se demuestre que la relación era equivalente a un matrimonio.

Ante el desconocimiento general de los usuarios sobre este tipo de relación legal, en muchas ocasiones es necesaria la actuación de un abogado matrimonialista que, entre otras cosas, será el encargado de demostrar que existía una relación similar al matrimonio o todo lo contrario.

Se espera que la tendencia de las parejas de hecho siga aumentando en los próximos años, y es que si bien es cierto que es una forma de compromiso, no tiene las obligaciones con las que cuenta el matrimonio, siendo una opción más flexible y sencilla.

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